Esa que era perfecta, pero no.
Pudiste haber sido un beso: El que nació en el ocaso y se prolongó en la noche.
Ese que fuera perfecto, pero no.
Pudiste haber sido un sueño: El sueño en el que la silueta solo era silueta, en el que al caer el sol me besabas de forma ferviente y despreocuoada sin un amanecer de preocupación.
Ese sueño que tuvimos juntos, que fuera perfecto, pero no.
Tenías que mirarme a los ojos, poner tu cara a dos besos de la mía y enseñarme quien eras para que yo descubriese quien serías para mi.
Quisiste volverte real aunque te costase ser perfecta, y lo hiciste. Y conseguiste llegar a ser mejor que perfecta, enseñándome otra gran lección sobre el amor. Sí, Amor.
Ese del que tanto sabías tú,
y del que tanto acostumbraba hablar yo.
y del que tanto acostumbraba hablar yo.
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