Costumbres

Duele
no dar
los buenos días
que yo
ya no te guardo;
Duele
no escuchar
las buenas noches,
que no sé
si dormirás.

Duele
despertar
y ver la cama
que juntos consagramos.
Duele
dormir con las almohadas
que nunca se mulleron
por nunca ser usadas.

Duele
ver costumbres
que eran tuyas,
que eran mías,
que eran nuestras
¡ que eran vida!
Duele
ver que ahora
son recuerdos
que se olvidan,
que se mueren:
que se pisan sin querer
para avanzar
y no vivir
en lo que uno
ya no tiene.

Persiguiendo a Momo

Un hombre gris
no tiene vida,
no tiene tiempo
ni salida.

Un hombre gris
no sabe ir lento,
pero tarda más
y le sobra menos.

Un hombre gris
siempre está ocupado:
del tiempo no es dueño,
sino esclavo.

Un hombre gris
Siempre lleva reloj,
para tener la vida
entre sus manos.

Un hombre gris
no se salva,
nace de nuevo;

Un hombre gris
no cambia,
se queda sin tiempo.

El siguiente paso

Cuando no encuentre el rumbo en la lluvia
juro buscar mis pies en el mundo,
y no parar
hasta que sepa dónde se encuentran.
Juro que entonces,
moveré uno a algún lugar,
y ese será mi rumbo.

Me reconozco
rival digno en la batalla,
y por eso,
juro buscar la victoria
sin importar el tiempo que tarde,
en señal de respeto a mi mismo.

Porque juro vencerme,
juro buscar mi camino;
juro que el primer paso
marcará el rumbo
y que el siguiente irá en el mismo,
pero no pensaré en él hasta darlo.
Juro dar los pasos de uno en uno,
y que estará bien.

Juro levantar la vista
para hallar el momento
en el que veré el camino perdido,
en el que derrotándome a mi mismo
podré correr,  volar:

Por que juro
que un paso es suficiente a la vez.
Porque juro que cuando no sepa
a donde me llevan mi pasos
no olvidaré que el siguiente
siempre es el más difícil.

Por eso juro
Que ese es el paso que daré.
Una,
Y otra,
Y otra vez.