Perfecto, era perfecto.
Cada parte, cada defecto;
absolutamente todo,
absolutamente perfecto:
Pero no sucedió. A veces pasa.
Y después lo que pasa es el tiempo.
La llamas y no te coge. O sí.
Te coge y te habla de un chico nuevo
que como el tuyo tiene su juego,
que como tú
busca amanecer en sus sueños...
sin ser tú.
Perfecto,
-termina razonando ella,
y a ti te hace gracia que la palabra que elige sea esa.
Por eso la corregirás. Le dirás,
como si hablara la nostalgia,
Que la perfección es sólo
un punto de vista.
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